Opinión/Víctor Martínez

La mayoría de las mexicanos pertenecientes a las generaciones de antaño, en las cuales me incluyo, recordamos con gran cariño una de las canciones más distintivas de la educación, “Caminito de la escuela” de “Cri cri”, así se representaba la ilusión de los primeros pasos en la escuela y por lo tanto en el aprendizaje, cuando la formación pública si importaba.

Actualmente y resultado de la pandemia del Covid-19 y la inoperancia de las autoridades educativas de los tres niveles de gobierno y de los maestros, por atender el tema de la enseñanza durante más de dos años, vemos con gran preocupación el bajo nivel educativo de los niños en nivel primaria y en otros sectores también, en donde se habla que algunos estudiantes llegan a tercer grado sin saber leer o escribir y otros presentan ambas carencias de preparación.

Ante un panorama tan triste para una niñez carente de los conocimientos esenciales, se comprueba una vez más el desinterés de las autoridades federales por atender uno de los principales derechos de los menores y en contrasentido queda de manifiesto que lo único importante es la lucha del poder por el poder y amarrar el clientelismo del magisterio de cara a los procesos electorales en puerta.

Pero lo más inquietante y como si fuera un capítulo de adoctrinamiento, en el nuevo plan curricular de educación básica, los alumnos deberán aprender en la materia de Civismo cuáles son las obras de infraestructura de su Gobierno, qué partido las impulsa y si formaron parte de sus promesas de campaña.
Para los estudiantes de secundaria se contempla, (es algo serio y no de risa), «¿Qué tan satisfecha está la población con esta transformación? ¿En qué condiciones está actualmente esta obra o transformación? ¿Qué podría mejorarse?». ¿En realidad las autoridades de gobierno creen sana este tipo de educación?, por lo visto si, ya que forma parte del anunciado plan piloto para mil escuelas de México.

Ante un panorama educativo incierto en donde toda una generación va a sufrir las consecuencias de la negligencia de un gobierno falto de voluntad y compromiso con el futuro de la niñez y un sindicalismo charro, solamente queda el que los padres de familia exijan y demanden una preparación de calidad para sus hijos.

Caminito de la escuela, porque quieren aprender.